¡Venas abiertas de rock & roll rebelde y descarado!
Hay una canción de La Renga que refleja estupendamente el sentir de toda alma rockera. "Me gusta el rock, el maldito rock, siempre me lleva el diablo, no tengo religión quizá éste no era mi lugar pero tuve que nacer igual". Obviamente, el paso del tiempo ha hecho que el rock pierda parte de su esencia transgresora, convirtiéndose más en una forma de ser, de pensar, de aquellos que lo sienten y entienden que sin él no hay vida; que un símbolo de rebeldía. No obstante, una de sus variantes, surgida en las calles y en los barrios obreros de la periferia de las grandes capitales, el rock urbano, sigue manteniendo de un modo inmutable sus particulares señas de identidad, actitud irreverente ante las injusticias sociales y los problemas que acontecen en la vida cotidiana e historias de la calle, junto a unos característicos aires canallescos y burlones pero inofensivos a la vez.